febrero 08, 2014

El primero del año

De rehabilitación
Así como existe el fumador social, también esta el bebedor de café casual. Yo soy una. No es mi bebida favorita pero me permite disfrutar de gratas compañías.

El año pasado, mientras esperaba mi turno en la sala de espera en un centro de rehabilitación (fisioterapia no drogas)
leía la entrevista de un multimillonario que decía que su mayor placer consistía en comer y beber con la persona que tu quisieras que este, una cosa es comer y beber por negocios o compromisos sociales. Pero cuando se trata de una buena compañía, una buena conversación o un simple buen rato, es algo que a veces todo el dinero del mundo no puede comprar.

Muy sabio este multimillonario, dueño de muchas constructoras en Italia cuyo nombre no recuerdo. Pero, por un momento me sentí identifica, este año que pasó transcurrió entre muchas tazas de café, dulces y mucha gente buena que salvaron mi 2013. Por un momento me sentí tan rica como aquel empresario, por que sabía de que estaba hablando, sólo que seguramente el beberá un buen café de tierras extranjeras, fina pastelería en la más opulenta vajilla.
La razón de mi presencia en una sala de rehabilitación fue por que tuve una corta carrera como jugadora de futsal, la última vez que hice educación física fue en el liceo y desde entonces nada de ejercicio. Tratando de esquivar a compañera que cayó a suelo, la esquivé y todo mi peso cayó sobre mi tobillo, el resultado... Esguince de 2grado, fractura en no se donde que resultó ser una mini-micro fisura que me dio un mes y 15 días en cama.

Desde entonces leí muchas revistas del corazón mientras esperaba mi turno para curarme.

Además de estar al día con todas las novedades de la corona real española, inglesa, holandesa y no se cuantas más. Leí un artículo de otro magnate de la construcción pero local. Recuerdo que el periodista le felicitaba por que estaba celebrando 50 años de matrimonio y por ello le pregunta cual es su secreto para durar tanto con la misma persona. La respuesta fue sencilla, solo se trataba de tener paciencia, cosa que no se ve en estos tiempos ya que vivimos el presente como si mañana fuéramos a morir. Desde afuera, fácilmente diría que eran otros tiempos, hace 50 años el amor se veía de otra manera con aquello de que con el todo se puede, era la época de las cartas de amor y no los mensajes de texto y los correos electrónico.

Yo, hasta hace poco pensaba que el amor lo podía todo, saben... Como digna representante de la generación que creció viendo a Candy Candy, Lalabell, La pequeña Nel y todas las comiquitas japonesas cursis que pasaban por tv.  Llegue a la conclusión que ellas tienen la culpa de todo.

Luego, comprendí que muchas cosas no se reparan con un "te quiero" o con un abrazo, que el tiempo y la distancia demuestran de que estamos hechos y de si todo esto tiene sentido.  Luego ví este corto de nombre: "Memorias del corazón" y tiene la fuerza y la capacidad de hacer llorar al más guapo y que le dá la razón al Magnate que celebraba sus 50 años de matrimonio. Y a pesar de los pesares el amor si lo puede todo.
 
 
 
Cerca del minuto nueve, el señor habla de que tiene un ángel de la guardia  muy grande y yo estoy convencida de que si lo tiene y no solo el sino todo el mundo. Algunos pueden llamarle suerte, fuerza interna o como quieran.

En mi caso, venía arrastrando una cierta forma de despecho por el lente de mi cámara que "fue reparado" hace unos años y resultó ser que fue dañado en el proceso de "reparación". Supongo que el técnico limpiando el cristal lo rayó  y me vine a dar cuenta en un trabajo, fueron muchos días de angustia por que hasta me hizo dudar de la clase de fotógrafa que soy. Un compañero de trabajo se dió cuenta de las ralladuras. Entonces, por un lado me tranquilicé, pero por el otro comenzó una nueva preocupación, pues, cuanto tiempo me tomará comprar uno nuevo... Vivo en un país donde existe control cambiario  y cada día el gobierno se las ingenia para que el ciudadano no pueda acceder a las divisas de forma sencilla.

Después de varios mensajes de muchos amigos cuyo arte compartimos, recibí un hermosos mensaje de que alguien que no esperaba ofreciéndose a revisar mi lente sin compromiso. Así no más. Alguien de afuera puede que lo vea corriente. Pero para mi valió unas cuantas lagrimas de agradecimiento, pues justo cuando te das por vencido aparece una luz con una nueva solución.

Tal vez no se pueda reparar, o tal vez si... Nunca lo sabré hasta que entregué mi lente. Y sea cual sea el resultado de la evaluación, siempre estaré agradecida por que afortunadamente las buenas intenciones a mi alrededor nunca cesan.


Yess!