octubre 03, 2015

No era yo, eran mis nervios.

"Qué broma, van a robar a una chama" me contaba la señora que me resguardó en uno de los pasajes de San Juan. Eso después de que unos malandros me intentaran quitar el teléfono. El teléfono era el menor de mis problemas: Venía de hacer unas fotografías por lo que también cargaba mi equipo fotográfico. Sólo me detuve 5 min para llamar a mis padres y, acto seguido, llegaron dos malandros en una moto. 

"Malandro dos" se paró delante de mi y comienza a decirme un montón de cosas. Dice una vecina que tenía una pistola, yo no la vi. Sólo miraba su rostro con actitud amenazante, algo me estaría diciendo, no lo sé, no lo recuerdo. Para mi todo se enmudeció, sólo retrocedí aferrándome a mis cosas, mi teléfono y el manos libres y salí corriendo con el mayor escándalo posible. No era yo, eran mis nervios. 

"Malandro uno" hacía barrera con su moto entre los carros estacionados en la acera. De él recuerdo que tenía bigote, hasta pensé por un momento que sería un padre de familia rebuscándose. Uno piensa muchas cosas tontas en los momentos menos indicados. No sé como lo esquivé, pero llegué hasta la otra acera.

Desde las alturas, los vecinos de los edificios gritaban: "Choros! Malandros! Agárrenlos!", lo normal que se grita en estos casos. En la cera del frente se encontraban los vecinos de la zona, esos que a las cinco de la tarde están conversando, saludando o que simplemente venían de sus trabajos. Estaban en primera fila observándolo todo, y fue allí donde me resguardé. Me paré detrás de un señor. Me sentía como una niña.  

No sé en que momento los motorizados se fueron, ni si quiera escuché la moto partir.  "-¿Té quitaron algo?-" Me pregunta una vecina. Otro menos optimista me aconsejaba que me escondiera y me hizo caer en cuenta que estos individuos andan en moto y que quizá  memorizaron mi rostro. Era cuestión de tiempo para que dieran la vuelta y venga por mi. Me lo me decía una y otra vez.

- "Escóndete por que se quedaron picados. Estaba a veinte metros de la casa de mis padres y nunca vi la  tan lejos como ese día, nunca me habían temblado las piernas y jamás en mi vida me había sentido tan vulnerable, tan indefensa y tan indignada". 


- "Por que llevan el teléfono en la mano! -me decía una señora-. Tengo rato diciendo vamos para la casa! decía otro señor. -Estamos cada día peor, terminó la buena señora y los vecinos que me llevaron al pasaje hasta que pasaron por mi". 

En resumidas cuentas, salí "caballo blanco". A todas estas nunca comprendí por que los vecinos no salieron corriendo, se quedaron allí, viéndolo todo. Fue beneficioso para mi por que me pude resguardar en ellos. ¿Pero no se supone que si alguien saca un arma, lo normal es salir corriendo? La única que corrió fui yo y no vi pistola alguna.