abril 23, 2015

210 días después



Esa tarde no me quedó duda alguna que no importa que tan distante sea un camino de otro, tarde o temprano se cruzarán. Y con la misma velocidad que ocurren las cosas, se volverán a separar. 

De ese momento solo me queda la sensación del agua tibia por tanta exposición al sol, un sol naranja pálido que a medida que se ocultaba se iba volviendo rojo hasta perderse en el firmamento.

Cerraba los ojos y solo veía esa vista de Caracas despidiéndose para entregarse a la noche.

Volvía a cerrar los ojos y regresaba a aquella noche donde solo bailamos por qué de hablar, hablábamos en otro idioma.

En esta oportunidad no habrá baile, tu solo querías ver el atardecer que tanto extrañabas.

"Tal vez, si no hubiéramos bailado toda la noche hoy no estaríamos aquí" 210 días después.

Quisiera enumerar cada pieza que bailamos pero la memoria solo me dejó llevarme los roces y los giros de esa noche. Me hubiera gustado decirte como llegué esa noche, como llegue a esa ciudad y como logré entrar a ese país, donde dormía y cuantas veces me perdí buscando la ruta de regresa al hogar. 

Pero ya habías hecho tu investigación, mis temas de conversación se quedaron cortos y de repente me quedé sin decir algo.

¿Quién eres tú? ¿Qué haces para vivir? ¿De donde saliste?

Tus respuestas fueron tan modestas y en un punto tan doloroso que preferí volver a mi dulce ignorancia.

Entonces aparecen las preguntas de formulario, nada más aburrido que preguntar edad y sexo del postulante, pero el vino era tan noble que no me importaba quedar que como aburrida, el cloro estaba en la piel y lo siguiente era terminar lo que no hace 210 días.

Yo solo me reía de aquellas inocentes preposiciones con trasfondo criminal. Entonces descubrí que eras malo como un granuja de 5 años, pero suave como la leche y dulce como la miel.

Llega el momento de cerrar la agenda. No tuve tiempo de contarte algún secreto teniendo claro que no habrá más oportunidad para ello. Me llevo el aroma de esa escasa barba con el vicio delator que por pena no pregunté.

Los caminos se separan. Empieza la distancia y la categoría y volvemos a ser extraños.